Nuestro rol fue fundamental en la renovación de la torre de control, donde llevamos a cabo tareas de refuerzo estructural, limpieza profunda y pintura. Uno de los mayores retos fue la instalación de pilares metálicos de 6 metros de longitud y más de 300 kg de peso. Estos pilares eran esenciales para la estabilidad y seguridad de la torre, pero su tamaño y peso presentaban un desafío significativo.
Debido a las limitaciones del espacio y la imposibilidad de utilizar grúas para posicionar los pilares en los lugares exactos, nuestro equipo tuvo que idear una solución ingeniosa. Utilizamos un sistema complejo de poleas operado por nuestras cuerdas, una técnica que requirió precisión milimétrica y un profundo conocimiento en manejo de cargas pesadas en alturas. Este método no solo fue efectivo, sino que también nos permitió garantizar la seguridad de todo el personal involucrado.
Además del refuerzo estructural, nos encargamos de la limpieza y desengrasado de la estructura, seguido por la aplicación de una nueva capa de pintura que revitalizó la torre, dejándola no solo más segura sino también visualmente atractiva.
Estamos orgullosos de lo que logramos en este emblemático proyecto.